Me dieron ganas

Me dieron ganas de ponerle el cuerno o como quieras llamar al adulterio, cuando dejo su plato en la mesa tras eructar, cuando se levanto sin decir gracias y sin gracia; me decidí a engañarlo con el primero que se ofreciera, o mejor  aun, con el cabrón de su amigo, que se pasa el fin de semana haciendo de esta casa una montaña de latas de cerveza; entonces volteó... y me mató... me quede con las ganas pero espero al menos que vaya a la cárcel, porque no creo que pueda el solo con esta casa que de no ser por mí se caía a pedazos.

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