Oye Carlos

Oye Carlos, esos hombres vestidos de blanco no quieren atacarte solo te están ayudando, y ese edificio tan frió, lleno de metal y vidrio; es más cálido que esa casa en la que nunca te has sentido vivo; Carlos, Carlitos, sin ser condescendiente, sin ser amigos, tienes que dejar de hundirte, porque todos flotan por naturaleza y tus acciones están yendo en contra de ésta. Sin temor y sin vergüenza, esas pastillas que te recetan le hacen bien a tu cabeza. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Te daré unfollow

Hazte responsable