Cicatrices

Quedan las cicatrices, cuando una herida sana y el tiempo pasa, no se borra la huella del suceso hiriente; en algunos casos llega a desvanecer o camuflajear la cicatriz, pero no se puede negar su existencia, su desdibujada existencia que a veces la memoria nos ayuda a olvidar, pero el inconsciente insiste en recordarnos; en recordar ese escozor, ardor o el más puro dolor que nos causó; quedan las cicatrices, no solo de heridas literales, sino de palabras punzocortantes, corazones rotos y espíritus derrotados; disculpa por no haberte enseñado a meter las manos al caer perdidamente enamorado, pero lo cierto es que esa noble cicatriz, que viene finalmente a salvarte del desangre, es a veces imperceptible o ignorable, es a veces un pequeño recuerdo con tintes de sangre.

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