Instalada en mí desvarió
El día que me canse de dormir también me volví ludópata,
decidí dejar de tomar la vida tan enserio y dejarme llevar por los instintos,
decidí creer en la impulsividad, en el no poder detenerse aunque tenga ganas de
hacerse, y entre tanto reburujo de locuras, entre ramas y raíces, me enamore de
los arboles, que me hablaban desde la ventana de mi reburujado cuarto, y en las
noches con sus gritos me llevaban a la demencia, adaptarme a lo salvaje fue el
gran logro de aquellos días, para que quería yo poner atención del mundo si hay
gente que se pierde y vive mejor, me olvide de mis memorias, no es como si
hubiera dejado la gloria, pero las estrellas brillaban a través de las mal
cerradas ventanas, las estrellas peleaban por gustar mas que las copas de los
arboles, que el cantar del viento que me
llego a desorientar, tras dos días de delirio y diez días sin dormir, ya
instalada en mi desvarió, sin poder hablar ni decir palabra, cobrando las
consecuencias de mis horas de ludopatía, no pude encontrar el camino de
regreso, mi cuerpo no dio mas y me dormí en el suelo, este no es un final
sincero, la verdad es que entre lapsos de sueño salte de una nube y me deje
llevar por el viento.
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